Hablé la semana pasada en esta
entrada sobre manga y prometí que hablaría de uno de los mangas que se
mencionan más adelante. Bueno, pues “más adelante” ha llegado y toca hablar de
Vampire Knight.
Vampire Knight, para todo aquel
que no lo conozca, es un manga de Matsuri Hino. Se engloba dentro del género
Shojo, es decir, temática romántica para chicas. Pero, según mi opinión, lo
englobaría dentro de un grupo más específico, uno al que yo he llamado “manga
shojo del bueno”.
La historia es sencilla, en un
mundo en el que conviven vampiros y humanos, un hombre, Kaien Cross, tiene un
sueño: crear un reducto de tranquilidad en el que convivan vampiros y humanos.
Para ello, no se le ocurre otra cosa que fundar una academia, un colegio en el
que se den clases a ambas especies.
Pero en este mundo los vampiros no han
salido a la luz, así que para tenerlos controlados y evitar problemas, se crean
dos turnos: el diurno y el nocturno. Habrá quien diga que no es posible que
vampiros y humanos convivan en paz si se mantienen por separado, pero esa es
otra historia.
Los protagonistas son:
Yuki, hija adoptiva del director,
tiene un pasado que no recuerda. Su primer recuerdo es el de estar en mitad de
la nieve y ser acechada por un vampiro. Por suerte para ella, aparece Kaname
para rescatarla y llevarla hasta Kaien Cross.
Zero, perteneciente a una familia
de cazavampiros, su sino es seguir los pasos de sus padres. Él también tiene un
pasado turbio y, por encima de todo, odia a los vampiros.
Kaname, un vampiro sangre pura,
líder del clan Kuran, mantiene controlados a los vampiros y, por alguna razón
desconocida, protege a Yuki de cualquier peligro.
Obviamente los dos protagonistas
masculinos se sienten atraídos por la chica y ella no acaba de decidirse por
alguno de los dos… al menos al principio. Podría parecer que es tan solo un
shojo típico, pero en un momento de la historia, y no hay que esperar mucho, de
repente se convierte en un shonen muy shonen, con peleas y luchas de poder.
El estilo de la historia me
recuerda a mangas míticos como Fushigi Yugi o Ceres, ambos de la gran Yuu
Watase. Es cierto que hay historia romántica, pero el manga no se queda en lo
superficial y profundiza en la historia de los personajes, tanto el pasado como
el presente.
Es cierto que dije que estaba decidiendo si estaba alargado
innecesariamente, pero no, no lo está. La historia está muy bien contada y no
introduce subtramas innecesarias. Es más, se echa de menos que haya tramas
secundarias de otros personajes que son tan interesantes como los tres
protagonistas.
Para mí, uno de los personajes
peor aprovechados es Kaien Cross, director del centro y antiguo cazavampiros
que sueña con un mundo pacífico en el que humanos y vampiros puedan convivir en
armonía. El personaje, además de divertido, es misterioso y muy carismático. Me
hubiera gustado que contaran en profundidad su pasado, pero me he tenido que
quedar con las ganas.
Y lo mejor del manga, según mi
opinión, es el dibujo. Es dibujo manga, pero tiene un estilo especial que me
gustó desde el principio y que no me ha dejado de gustar en ningún momento.
El vestuario elegido para los personajes y la estética barroca es de lo mejor.
Y a quien le pueda interesar el anime, no le defraudará escuchar la maravillosa banda sonora que tiene. Para muestra, os dejo dos vídeos. En el primero se puede ver el opening del anime, una pequeña muestra de lo que podemos esperar de la historia.
Y aquí os dejo el ending con una de las mejores canciones de la BSO, donde se puede ver la estética de la que hablaba.
Así que, como resumen, os recomiendo encarecidamente tanto el manga como el anime. Es una de esas historias que merece la pena conocer.
El vestuario elegido para los personajes y la estética barroca es de lo mejor.
Y a quien le pueda interesar el anime, no le defraudará escuchar la maravillosa banda sonora que tiene. Para muestra, os dejo dos vídeos. En el primero se puede ver el opening del anime, una pequeña muestra de lo que podemos esperar de la historia.
Y aquí os dejo el ending con una de las mejores canciones de la BSO, donde se puede ver la estética de la que hablaba.