jueves, 25 de octubre de 2012

Definición de cosplay

Uno de los placeres de ser friki y no esconderse es poder hacer el friki. Yo siempre he interpretado que dentro de la categoría "friki" hay muchos subapartados que se ven bien, por ejemplo, en el anime Genshiken: están los que se vuelven locos por los videojuegos, los que adoran los animes, aquellos a los que les van los karaokes, aquellos que coleccionan figuritas, etc. Por supuesto un solo friki puede tener pasiones en varias subcategorías.
 
Y también están los que aman el cosplay.

 
Hay quien definiría el cosplay, de forma muy sencilla, como un disfraz. Nada más lejos de la realidad. El cosplay no consiste en disfrazarte de un personaje, sino de ser ese personaje por un día. Uno no se hace un disfraz, se hace un traje, algo que lleva un personaje determinado y que, como tal, sirve para vestirse, no para disfrazarse. También hay que hacer, en la medida de lo posible, los complementos que lleva ese personaje. Pero además de llevar su ropa y sus complementos, hay que interpretar al personaje.

He hecho cosplay varias veces en mi vida, y en todas ellas me he divertido interpretado a los personajes a los que representaba. Pero nunca olvidaré la primera vez que hice cosplay y una chica se acercó para saber si me podía hacer unas preguntas. Yo pensé que me iba a preguntar algo como "¿dónde está el baño?" o alguna encuesta sobre el Salón del Manga en el que estaba, pero lo que me hizo fue una entrevista en toda regla como si yo realmente fuera el personaje al que interpretaba. Por supuesto, representé mi papel y le respondí como si fuera el personaje.



Situaciones divertidas de hacer cosplay he tenido muchas. También recuerdo que cuando me disfracé de V ("V de vendetta"), los que me veían me preguntaban cuándo iba a cometer mi próximo atentado. Había gente que me decía al pasar "Inglaterra prevalece" o me recitaban aquello de "Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre". Pero lo máximo fue un niño de no más de ocho años que se quedó anonadado al verme, señalándome con el dedo y atreviéndose a pedirme una foto cuando su padre se lo sugirió. El niño se quedó sin habla y, una vez que se había marchado, caí en la cuenta de que la película aún no se había estrenado, por lo tanto, el niño (recuerdo que no tenía más de ocho años) debía conocer a V por el cómic.

 
También me divertí mucho cuando me cosplayeé del profesor Severus Snape ya que íbamos en grupo. Conmigo estaban la profesora Trewlany, Lucius Malfoy, Harry Potter, Luna Lovegood, Tonks o Lee Jordan. Ese día fue grandioso, ya que íbamos interpretando los personajes en grupo y creando situaciones divertidas. Más me divertí cuando alguien a mi lado se quedó mirándome y me dijo: "¡el profesor Snape!" y descubrí que era otro grupo disfrazado de estudiantes de Hogwarts y de Beauxbaton. Por supuesto nos hicimos una fotografía en grupo y miles de flashes nos avasallaron.
El día que me disfracé de Edea (Final Fantasy VIII) fue agobiante, porque todos querían hacerme fotos. No todos los días una bruja deja que la fotografíen, así que la gente quiso aprovechar la ocasió, sobre todo cuando me encontré con un Squall.


Recuerdo cosplays extraños que he visto, mando de la Wii, fichas del Tetris, pantalla de Windows... Y otros originales y muy bien hechos, como las tortugas ninja, Indiana Jones lego, Ryuk de Death note o Willy Fog y Romy.
 
 Y por supuesto he visto representadas escenas memorables, como la recordada escena del tomo 7 de Death note o la lucha entre Neji y Hinata.

Y también he provocado otras como la vez que mi hermana iba cosplayeada de Muerte, de los Eternos (Sandman) y le pedí que le diera la mano a Light (Death note). Fue un crossover que tuve que explicar al cosplayeado, el cual optó por lanzarme un peluche de Ryuk para vengarse.

En fin, todo esto es cosplay. Pero quien nunca lo ha hecho, no puede hacerse una idea de lo que es realmente.

Por mi parte, me estoy preparando otro para el próximo Murcia se Re-Manga. Os iré contando cómo evoluciona.

jueves, 18 de octubre de 2012

Resident Evil 5

El otro día me atreví a ir al cine. Digo me atreví porque para acercarse a una taquilla y pagar 7’20 por una entrada de cine hay que tener mucho valor. Y no hablo ya de que te cobren dos euros más por ver la misma película en 3D, que digo yo, a ellos les cuesta el mismo dinero proyectarla de una forma que de otra, pero a ti te lo cobran como si aquello fuera una maravilla.

El caso es que fui al cine a ver Resident Evil 5, porque ya que pago la entrada, quiero que sea una película que al menos sea para ser vista en pantalla grande y que no dé lo mismo verla en el cómodo salón de mi casa (por un precio mucho menor).
La película empezó mal, con un pequeño resumen de las cinco anteriores. Que en realidad veo bien que hayan hecho el resumen, porque estoy segura de que muchos que vayan a verla no recordarán el argumento de las cuatro anteriores. Mi hermana, sin ir más lejos, me había dicho un día antes que tenía un problema, porque quería ir a verla, pero no recordaba el argumento de las anteriores. Entonces, ¿por qué digo que empezó mal? Porque suena un poco a “sabemos que el argumento de las anteriores no ha sido lo suficientemente bueno como para que los seguidores lo recuerden”.
 

Continúa aún peor: con un guión escrito por alguien que ha querido imitar a los videojuegos para tontos. Tenía la impresión de que visualmente estaba viendo un videojuego. Sentí ganas de salir de la sala y preguntarle a uno de esos acomodadores que ya no existen, que con mi entrada no me habían dado el mando para pasarme la película. En cuanto a los diálogos, también parecían haber salido de un videojuego porque te detallan cada fase que los personajes van a tener que superar para lograr su objetivo, incluso con planos del lugar para situarte.
Después de eso, mejora. Mucho. Porque vuelve a ser Resident Evil. ¿Y qué se le pide a una película de Resident Evil? Una protagonista con agallas para manejar una pistola, varios tíos musculosos con agallas para enfrentarse a monstruos asquerosos, alguna persecución de coches, un argumento sencillo y un final con sorpresa. Y todo esto lo tiene. Solo hay algo que le falta para ser Resident Evil: los perros. No puedo evitarlo, además de zombies, quiero ver perros zombies, de esos que corren más que los protagonistas, de esos que te hacen saltar de la butaca cuando aparecen, de esos que te hacen sufrir hasta que alguien les pega un tiro en su cabeza perruna.
Hay dos cosas más que me gustaron, pero son spoilers, así que si no queréis saberlas, no sigáis leyendo.
Me gustó mucho que recuperaran a personajes pasados: Michelle Rodríguez, por ejemplo (que yo sigo llamándola Ana Lucía). El truco de los clones para poner a una segunda Milla Jovovich, aunque si hubieran utilizado a una segunda Alice que sea mala, hubiera estado mejor. Puede que se lo reserven para la sexta.
También me gustó mucho el final. Resident Evil siempre termina con final abierto, una forma de que el espectador salga de la sala de cine (o se levante de su cómodo sillón casero) con la sensación de que quiere seguir viendo la saga. Pero es que este final es la leche: el apocalipsis total, un mundo dominado por zombies en el que un pequeño reducto humano situado en la Casa Blanca trata de sobrevivir, una Jill Valentine que ha vuelto al bando de los buenos y una Alice que ha recuperado sus poderes como arma definitiva.
Por mi parte, estoy deseando ver Resident Evil 6.
¿Os la vais a perder?

jueves, 11 de octubre de 2012

El tiempo entre costuras

Hoy os hablaré de un libro que he descubierto este verano por casualidad: El tiempo entre costuras.
 
 
Ya conocía la obra. Hace un par de años, una compañera, profesora de Lengua, me dijo que acababa de publicarse, que lo había leído y que le había gustado mucho. Archivé ese dato en mi memoria y me olvidé de él. Este verano, en una tienda de revistas de un aeropuerto, vi el libro y como iba acompañada por mi madre, ese recuerdo regresó a mí y le dije que, por lo que sabía, probablemente le gustaría. Se lo compró de inmediato y comenzó a leerlo. Unos días después me dijo que lo había empezado y le estaba gustando mucho. Unas semanas después lo había terminado y estaba encantada, tanto que había reservado en una librería el segundo libro de la autora.

Ante este entusiasmo, decidí hacer lo que hago cada vez que alguie me dice que le ha gustado tanto un libro: leerlo.

Comencé a leerlo y reconozco que la historia engancha desde el principio. Es ameno, entretenido y tiene una cualidad que no muchos libros tienen: te enganchan sin que seas consciente de ello.

Cuando quise darme cuenta, la historia había dado un giro tan inesperado y a la vez tan natural que aún me preguntaba cómo había ocurrido todo. Y en ese momento supe que estaba enganchada a una historia que quedará grabada en mi memoria durante años.
 

La historia es sencilla y a la vez es muy elaborada. No quiero contar mucho de qué trata, porque eso revelaría más cosas de las que quiero contar a los posibles lectores:

Sira es una chica que vive en Madrid en los años treinta. Lleva una vida tranquila y preestablecida desde su nacimiento: aprende a ser costurera, como su madre, tiene un prometido que trabaja de funcionario... Pero cuando su prometido le sugiere que también prepare exámenes para ser funcionaria, comenzarán los cambios que le harán llevar una vida para nada típica.
 

Es uno de los libros que recomiendo encarecidamente leer. Es una maravilla de historia, muy bien contada y muy bien documentada que sumerge al lector en uno de los lados de la Guerra Civil española y de la posguerra que no muchos conocen.

Además, la serie para televión ya está grabada por Antena 3 y no creo que tengamos que esperar mucho para ver la historia de Sira, la Dolores, Marcus y los demás en la pantalla.

Si quieren hacerse un favor, léanlo.

jueves, 4 de octubre de 2012

Sherlock

El otro día hablé en esta entrada del gran personaje que es Sherlock Holmes. Hoy hablaré de la serie inglesa que ha decidido recuperar el personaje.
Lo bueno de la serie son las continuas referencias a los libros. Me emociono cada vez que titulan a un capítulo “estudio en rosa” o que Moriarty utiliza cinco pitidos de la señal horaria como cinco semillas de naranja para anunciar la muerte de alguien. También me gusta que hayan modernizado la historia. Me gusta ver a Holmes con un teléfono móvil utilizando internet para investigar un asesinato o enviando sms a Mycroft. Me gusta que Watson escriba un blog en vez de un artículo. Pero esto es todo lo que me gusta.
¿Qué es lo que no me gusta?
Que Holmes no es Holmes. Holmes es adicto a la heroína, no lleva parches de nicotina para dejar de fumar. Eso nunca lo haría Holmes. Tampoco se ha disfrazado ni una sola vez, ni ha puteado a nadie. El jefe de policía lo adora (¿desde cuándo Lestrade adora a Holmes?) y el resto no lo aguantan, pero no se sabe por qué. Además, los personajes secundarios también han cambiado. Mycroft trabaja para el Gobierno (en los libros asesora al Gobierno, pero apenas sale de su casa) y quiere controlar a Sherlock, por lo que este no lo aguanta. Los hermanos se llevan mal y eso no me gusta.
Y ahora es cuando tengo que decidir si hablar de Moriarty. ¿Hace falta que diga lo que no me gusta de él? Es afeminado y con un fuerte complejo que le viene de la infancia. En realidad, Moriarty es el mal puro, tan inteligente como Sherlock y por eso este disfruta tratando de atraparlo.
¿Por qué voy a seguir viendo la serie a pesar de que no me acaba de convencer? Por los punto que he puesto en el segundo párrafo y porque Sherlock Holmes es Sherlock Holmes y con un mínimo que respeten al personaje o hagan referencias literarias, va a ser bueno.