jueves, 25 de abril de 2013

Lugares imaginarios

Hace un par de semanas me encontré con una imagen en Internet que me erizó el vello. Se trata de esta:


Esta chica de la imagen ha tardado años en recrear con piezas lego el castillo de Hogwarts por completo. Y no me refiero solo a recrear el exterior del castillo, sino que, además, ha puesto todos los detalles en su interior.


Me diréis que no es una pasada.


Ahora decidme que no queréis tener uno vosotros en casa. Porque yo sí lo quiero (el problema sería encontrarle el sitio para guardarlo).

Y es que para todos aquellos adictos a las historias nos enloquece pensar en esos lugares de los que hemos leído o hemos visto en cine o en televisión. En fin, a mí me encanta el opening de Juego de tronos porque aparece el mapa de todos los lugares de Canción de hielo y fuego.

El caso es que nos gustan tanto estos lugares que han surgido de la imaginación de un escritor que tratamos de recrearlos aunque sea de forma fugaz. Y si no lo creéis, echadle un vistazo a la siguiente imagen:


Sí, queridos lectores, se trata de Minas Tirith hecho de arena.


Me diréis que no os encontráis esto paseando por la playa y no os entran ganas de hacer una barrera para que las olas no lo destruyan en pocas horas.

Y es que esos lugares sobre lo que tanto hemos leído, se convierten en lugares de adoración. Esto ocurre con los lugares que no podemos visitar, porque si es un lugar que sí podemos visitar, se convierte en un lugar de peregrinación. Recuerdo ir en un autobús londinense y ver una cola enorme de gente que entraba en una casa cualquiera. Entendí el por qué de la larga cola cuando vi el nombre de la calle: Baker Street.

También recuerdo la primera vez que fui a Londres y uno de los lugares imprescindibles fue King's Cross para visitar el andén 9 y 3/4. Allí me encontré con esto:


Un par de chicas que peregrinaban vestidas de brujas (no se dan cuenta de que una auténtica bruja iría a King's Cross vestida de muggle).

Por supuesto, he visitado muchos lugares en los que se grabaron las películas de Harry Potter, como un pueblo escocés llamado Glenfinnan que pasaría desapercibido de no ser por esto:


Y por cierto, cogí ese tren solo para pasar por el viaducto que recorre el expreso de Hogwarts. Ahora decidme que vosotros no haríais lo mismo.

Buscando por Internet, también me he encontrado con esto:


La zona que Peter Jackson utilizó para recrear La Comarca. ¿Alguien se apunta?

Lugares por visitar hay muchos, seguro que cada uno tiene al menos una docena que le gustaría visitar para comprobar si la imaginación y la realidad se corresponden. Y si el lugar no es real... ¿por qué no recrearlo uno mismo?

jueves, 18 de abril de 2013

La muerte de un artista


Esta semana me ha sucedido algo que ya me había sucedido en anteriores ocasiones. Por casualidad estaba leyendo un libro de un autor que, mientras yo leía el libro, él fallecía. La vez anterior se trató de José Saramago y El viaje del elefante. En esta ocasión se ha tratado de La sonrisa etrusca de José Luis Sampedro. En todas las ocasiones ha sido casualidad. Esta vez yo ya había leído el libro (cosa que no recordaba hasta que comencé a leerlo) pero ha sido elegido en mi club de lectura y lo estaba releyendo. El caso es que yo había empezado a leerlo antes de que él falleciera y ha habido gente que me vio leyéndolo… y nadie me dijo nada. Entonces, él falleció, apareció en medios de comunicación y todos conocimos la noticia. Yo, por supuesto, continué leyendo el libro porque ya lo había empezado.



A partir de ahí, todo el que me veía leyendo el libro, gente que anteriormente ya me había visto y no me había dicho nada, empezó a preguntarme si estaba haciéndole un homenaje, si me estaba gustando, me decían que ellos ya lo habían leído o lo estaban releyendo en ese momento. En fin, que a partir de ese momento muchos se han convertido en fieles seguidores del autor recientemente fallecido. Igual que me sucedió con Saramago hace unos años.



¿Por qué todo esto? Cuando un autor muere, su obra se vende más, la gente está más interesada y todos hablan del buen escritor (o pensador, o director, o actor) que era. Que no estoy diciendo yo que no lo fueran (ni mucho menos), lo que sí digo es que ya lo eran antes de morir. ¿Por qué la gente solo se da cuenta de ello, o parece darse cuenta, a partir de su muerte? Cuando un director o actor muere, las televisiones emiten ciclos homenaje, cosa que no veo mal; lo que sí me parece mal es que la gente esté más dispuesta a que le gusten la obra de un artista después de su muerte y esto ha sucedido desde tiempos inmemoriales.

Personalmente, yo nunca hago eso. Si un escritor me gusta, puedo hacerle un homenaje después de su muerte. Pero si no me gusta, o no me ha llamado la atención, no estoy más interesada en su obra por el hecho de que haya muerto. Insisto, a mí José Luis Sampedro no me ha llamado nunca la atención. Leí La sonrisa etrusca por casualidad y la estoy releyendo por una coincidencia, no por hacer un homenaje a alguien que no me había llamado la atención antes.


¿Que qué me ha parecido el libro? Todos los que me dijeron que habían leído el libro me decían que les había encantado y, releyéndolo, he entendido fácilmente por qué: ¿acaso hay algo más hermoso que la relación de un abuelo con su nieto? Y hay, además, algo que me ha gustado mucho de la forma en la que Sampedro ha escrito el libro: el narrador omnisciente desde el punto de vista de Salvatore. De esta forma se muestra el punto de vista del protagonista y solo se intuye el punto de vista de los demás personajes, que también son muy interesantes, pero que se tienen que redondear en la imaginación del lector.

viernes, 12 de abril de 2013

Una vacante imprevista


Cuando supe que J. K. Rowling iba a publicar un libro totalmente ajeno a la saga de Harry Potter, confié en ella. Cuando me enteré de que iba a ser un libro con temática para adultos, seguí confiando en ella. Cuando salió a la venta, me lo compré. ¿Que por qué tanta fe en ella? Porque Harry Potter no es solo una saga para niños. Es una saga con una historia interesante, bien contada y que va madurando conforme va avanzando. Pocos escritores pueden hacer lo mismo.



La historia es sencilla: uno de los miembros de un concejo parroquial de un pequeño pueblo muere repentinamente por un aneurisma cerebral. Su puesto se convierte en esa vacante imprevista que es codiciada por unos cuantos.

Me encanta cómo está contada la historia. La autora ha pasado del narrador objetivo de Harry Potter a hacer una novela coral con narrador omnisciente. En muchos momentos de la novela, sobre todo al comienzo, me daba la impresión de que su estilo se parecía al de Stephen King, cuya obra me encanta. Además, ha incluido muchos elementos que nos dice que realmente es una novela para adultos. No solo la historia es interesante solo desde el punto de vista de un adulto, sino que se ha librado de la censura infantil que utilizaba en Harry Potter y cuenta sin pelos en la lengua la vida de los personajes, incluidos sus deseos y experiencias más sórdidos.

Los personajes están bien construidos. Unos más que otros, por supuesto, pero todos tienen algo que gusta e intriga a partes iguales. Aún así, debo admitir que los personajes más interesantes durante gran parte de la novela son los adolescentes. Fats, Sukhvinder, Gaia, Andrew y sobre todo Krystal, llevan el peso de la obra durante gran parte de ella. Debe ser que J. K. Rowling tiene un talento especial para narrar el mundo de los adolescentes.

Otra cosa es la forma de contar la historia. Sé de un personaje de un libro que la llamaría tramposa, ya que dosifica la información, especialmente en la primera mitad del libro, para aumentar la intriga. Si no sabes bien qué está ocurriendo, la poca información que te aporte va a intrigarte. La historia va avanzando a trompicones y el lector, de esta forma, quiere más.

También me da la impresión de que el personaje de Barry, eje central de todo, es casi un Mcguffin (para quien no lo sepa, un Mcguffin es un elemento de suspense, un objeto o personaje sobre el que gira la trama sin que se sepa realmente qué o quién es, como el interior del maletín de Pulp Fiction o el nombre de L en Death Note). Evidentemente Barry no es un Mcguffin porque aparece en varias ocasiones en el libro, pero me da la impresión de que el narrador calla más de lo que cuenta.

No quiero contar mucho de la historia, y por eso esta entrada va a ser corta. Si alguien quiere más detalles o quiere que comentemos algo, que escriba un comentario al final de la entrada y estaré encantada de charlar.
Solo diré un par de  cosas para aquellos que sí lo hayan leído o para los que no les importe conocer algún spoiler.



Decidme, ¿no os parece que J. K. Rowling tiene un talento especial para contar el final de los personajes? Me refiero a los que mueren, porque, igual que sucede en la saga de Harry Potter, en Una vacante imprevista, parece que el final de los personajes que mueren es tan inevitable como triste. En fin, le coges cariño a ciertos personajes y cuando mueren, de una forma que encaja con la historia y a la que no puedes poner reparos, sientes tristeza por ellos aunque sabes que no podían haber acabado de otra forma. Desde luego, con J. K. Rowling puede morir cualquiera.

En fin. Esperaré al siguiente libro de esta autora. Estoy deseando saber con qué nos sorprenderá en la próxima ocasión.

lunes, 1 de abril de 2013

La perfección hecha serie con la segunda temporada de "Sherlock"


Sherlock Holmes, siempre será Sherlock Holmes, pero adaptar las historias de Sir Arthur Conan Doyle de esta forma…

No tengo palabras.

 

Ya os había hablado de la primera temporada de Sherlock en esta entrada y hoy vengo dispuesta a hablaros de la segunda temporada. Como la anterior, esta también tiene tres capítulos de hora y media cada uno. Tres capítulos que podrían ser considerados como pequeñas películas sobre tres conocidas historias del magistral Sherlock.


La primera, la historia de Irene Adler, la genial señorita Adler, “la mujer”, como la llama Sherlock, aunque más bien, debería llamarla “LA MUJER”, así, con mayúsculas. Cualquier seguidor del detective asesor se siente atrapado por el carisma de Irene Adler, pero es que verla en la actualidad, coqueteando descaradamente con Sherlock es más de lo que yo hubiera pedido ver nunca.


La segunda, la historia por todos conocida del sabueso de los Baskerville. Sherlock tendrá que enfrentarse a la sombra de la bestia y encontrar una explicación adecuada (adecuada para él) cuando lo ve frente a sí y no quiere confiar en lo que le muestran sus sentidos.


Y la tercera es LA historia. El gran enfrentamiento entre Sherlock Holmes y James Moriarty en Reichenbach y cómo llegaron hasta allí.


Si ya comenté que había cosas que no me gustaban en la primera temporada, en esta me siguen chirriando. En serio, no me gusta el enfrentamiento entre Sherlock y Mycroft, y el radar gay de cualquier persona explotaría al pasar cerca de Moriarty. Pero los pros de esta serie son más que suficientes para pasar por alto lo estirado que es Mycroft o el deje agudo de la vocecita de Moriarty.


Pasando a los actores, son sencillamente perfectos. No creo que tenga que enumerar todos los motivos por los que Benedict Cumberbatch es perfecto para el papel de Holmes. Sinceramente, no sé decidirme entre él y Robert Downey Junior, pero, después de verlo en Sherlock y de saber que hace de Islington en una adaptación radiofónica de Neverwhere, se está convirtiendo en uno de mis ídolos a pasos agigantados. Buscando en imdb me he enterado de que también sale en El hobbit como el nigromante. Definitivamente, este hombre está escalando puestos. Eso sí, a este Sherlock le hacen faltan algunos disfraces.


Watson es watson, incluso creo que lo hace mejor que Jude Law (y eso es decir mucho). Mycroft deja algo que desear, pero la señora Hudson, por ejemplo, está increíble. Por no hablar de Lara Pulver en el papel de Adler o Andrew Scott en el papel de Moriarty (por mucho que no me guste el deje que tiene).


La adaptación es absolutamente genial y los guiños a los lectores continuos. ¿Queréis ejemplos? Seguid leyendo si ya habéis visto la temporada o no teméis a spoilers.

En el primer capítulo, el de Irene Adler. La contraseña del teléfono es genial “I’m SHER locked”. Las posibles combinaciones del significado de esas palabras dicen mucho de la relación entre Holmes y Adler. 


En el segundo capítulo, darle la vuelta al significado de la palabra sabueso en inglés y mostrarlo como unas siglas es genial. Y en el tercer capítulo… se me puso el vello de punta cuando Moriarty le dice a Holmes eso de “te debo una caída”.


Hay una cosa que aún no he decidido si me ha gustado o no. Y es que Irene Adler es la única que puede vencer a Sherlock. Sí, señoras y señores, en las historias de Sir Arthur Conan Doyle, Irene Adler consigue lo que ni el mismísimo Moriarty llega a alcanzar: vencer a Sherlock Holmes. En esta adaptación se han permitido una versión algo más romántica de su relación y han permitido a Sherlock vencerla, incluso es él quien la salva a ella al final del capítulo.


Pero por lo demás, es perfecta. Ver a Sherlock regresar a Barkerville, ver a Irene Adler escapando de él, ver la danza de Moriarty en la sala del tesoro real y con la corona puesta esperando a la policía, no tiene precio.


Sin duda, esperar a una tercera temporada merecerá la pena. No puedo aguardar a saber qué nuevas historias, aventuras o casos de Sherlock Holmes adaptarán en esta ocasión.

P.S.: Por cierto, buscando por Internet he descubierto que quiero esto... 


 

...y ya de paso, esto: