jueves, 12 de septiembre de 2013

Lobezno Inmortal

Como ya dije en esta entrada, los mutantes me gustan. Son como humanos normales, con sus problemas, sus traumas, sus relaciones… pero con poderes, con sus problemas, sus traumas, sus relaciones… Es decir, doble de problemas, doble de traumas y doble de todo.


Este verano, hemos podido ver la segunda película con Lobezno de protagonista, que, como ya dije, está entre mis mutantes favoritos.


La segunda parte, titulada Inmortal, iría cronológicamente después de la tercera entrega de X-men, es decir, hasta el momento, sería la última de todas, según la cronología que siguen. De modo que uno de los traumas de Lobezno es la muerte de Jean Grey (sin saber aún que es Fénix y que va a renacer de sus cenizas).


En esta película se cuenta algo del pasado de Lobezno que ya se sabía, que participó en la Segunda Guerra Mundia. Pero no se sabía que estaba muy cerca del lugar en el que lanzaron una de las dos bombas atómicas en Japón. Allí le salva la vida a un joven soldado y, cuando pasan los años, el muchacho, ya convertido en un anciano, quiere agradecerle haberle salvado la vida. Para ello Logan viajará a Japón y allí… se liará parda.


¿Qué me ha parecido la película? Me ha gustado. Pero porque a mí me gusta mucho el mundo japonés, sus costumbres, sus características… y eso influye, porque si no te gusta la estética japonesa, es difícil que te guste esta película. En ella aparece el mundo tradicional samurai y el mundo actual japonés, con sus love hotels y todo.


La historia en sí, deja que desear. Es una película más, ni más ni menos. Me gustó mucho más la anterior, que supera a esta con creces. Además, en esta, se pasan un poco. Toman a Lobezno y lo convierten en una diana con patas. Con la excusa de que pierde sus poderes, se pasan un poco con él, dándole de palos hasta en las garras de adamantium.



Lo que sí merece la pena es la escena añadida en los títulos de crédito. Si saliste antes de la sala de cine, hazte un favor, vuelve al cine y pide que te devuelvan el dinero de la entrada porque es lo que más merece la pena de todo. 


En ella (si no quieres spoilearte, no deberías seguir leyendo), Lobezno viaja en avión y al pasar por el detector de metales, el contenido de la bandeja empieza a flotar. Inmediatamente, el espectador sabe que Magneto está cerca y allí aparece, tras Lobezno, para decirle que no se precipite. Entonces, todos en la sala se paralizan y, como el espectador ha averiguado, Xavier aparece en su silla de ruedas para pedirle a Lobezno que se una a ellos porque una gran batalla se avecina.

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