jueves, 12 de julio de 2012

El manicomio de los horrores

Hoy voy a hablar del circo de los horrores. ¿No lo conocéis? Yo tampoco. En realidad lo que sí conozco es el "Manicomio del circo de los horrores".

 El espectáculo es antiguo: un circo. Como los que visitábamos de niños, con sus malabaristas, sus trapecistas, sus magos y sus payasos. Pero con un toque diferente, ya que en este todo es viejo y todo es nuevo. Han hecho evolucionar la experiencia del circo hasta los tiempos actuales y lo han hecho verdaderamente bien.
 La experiencia empieza desde el mismo momento de entrar. Los actores están preparados para hacerte sentir como si estuvieras en el manicomio de verdad: las chicas que venden palomitas van vestidas de enfermeras y un par de internos pueden ponerte los pelos de punta mientras esperas en la cola hasta que abran las puertas.

Una vez dentro empiezas a conocer a los personajes: unas enfermeras con bandejas llenas de jeringuillas que utilizan con los espectadores, un payaso que parece sacado de algún libro de Stephen King, una mujer que parece en realidad una niña pequeña, un hombre con una sierra mecánica... todos los enfermos del manicomio te dan la bienvenida mientras esperas sentado a que empiece el espectáculo.

Y cuando empieza, aparece él.

El maestro de ceremonias perfecto que explica la evolución desde "El circo de los horrores" a "El manicomio de los horrores", una segunda parte digna de su puesto.

Ahora es cuando vosotros podéis preguntarme: ¿por qué hablas de este espectáculo si el blog trata de ficciones? Pues porque en primer lugar es un circo igual que este blog, y en segundo lugar porque en este circo también hay lugar para las ficciones, para las historias. Desde la historia de Selene, la lunática, la que vive en las alturas; hasta la historia de Alicia, una niña con un rico mundo interior; los internos de este manicomio dan un pequeño esbozo de sus vidas para que el espectador complete el resto.

Si tenéis la oportunidad de ver el espectáculo en vuestras ciudades, no dudéis en conseguir entradas para verlo. Por cierto, merece la pena pagar un poco más para conseguir entradas laterales o centradas.

Una última cosa, si vais a ver el espectáculo, no olvidéis que aquí no son todos los que están... ni están todos los que son.

Felices pesadillas.

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